INVESTIGACIÓN


¿Para el campo? El guajiro[1].
Por Charles Wrapner
Fotos: Victor Tambo

Este texto es sobre todo el recuerdo de una conversación que tuve el 30 de diciembre de 2017 con mi abuelo. Fue durante una visita por fin de año a la comunidad donde nací muy cercana a la ciudad de Santa Clara en el centro de la isla de Cuba. Decidí visitar el lugar donde nacieron mis abuelos, mis tíos y mi madre. Es una zona rural conocida como El Pirey, y famosa sobre todo por las grandes producciones agrícolas de su tierra. Algunos amantes del terruño se atreven a decir con toda convicción que son las mejores tierras de Cuba. Yo conocía estas historias y había visitado el lugar siendo un niño, pero en esta ocasión me sorprendió ver el abandono de los sitios y los grandes espacios de tierra sin cultivar. Al volver decidí interrumpir la tranquilidad vespertina de mi abuelo para hacerle algunas preguntas. Mis dudas abrieron una distendida e interesante conversación de la cual he seleccionado un fragmento para compartir con ustedes.

Mi abuelo es un campesino que ha vivido siempre en el campo. Allí aprendió, además de los secretos del cultivo, la décima espinela heredada de los grandes poetas españoles. José Ramón Pérez, es su nombre de nacimiento, Chale, su nombre de pila, y gracias a su voz clara y su talento como improvisador le fue entregado por los poblanos un epíteto: el sinsonte del Yabú. Campo y décima se convirtieron en la vida de mi abuelo, por eso esta conversación repasa de manera muy coloquial algunos de sus recuerdos y reflexiones sobre el campo donde ha vivido 80 años.

Mira si soy campesino
Que el campo me dio la gloria
De aprenderme de memoria
Los recodos del camino.
Hay veces que me imagino
Ir a la parcela mía
Y con la yunta de guía
Como un guajiro encorvado
Escribo con el arado
Páginas de surquería.

El sinsonte del Yabú

¿Yo quiero que me expliques por qué El Pirey está lleno de Marabú, igual que todo eso allá atrás?
Porque lo abandonaron, está abandonado.

¿Cuéntame cómo era antes?
No, antes ahí no había una mata de Marabú. Limpiecito todo. Eran sitios limpios.

¿Por qué?
Porque los dueños lo chapeaban y lo guataqueaban.

¿Y cómo estaban repartidas las tierras antes?
Cada uno tenía lo de él, los que tenían, y los que no, como nosotros que no teníamos nada, vivíamos en la finca de Albarrán en una esquina. Y trabajábamos ahí a sueldo.

¿Quién les pagaba?
Los dueños.

¿Quién era el dueño de la finca donde tú trabajabas?
Ángel Valle. Pero yo trabajaba ahí y trabajaba en otro lado también.

¿Pero eso cuando fue, después de la Revolución o antes?
Antes y después también, pero ya después cuando intervinieron la finca pasó a ser de la granja.

¿Pasó a ser de una granja?
Una parte porque eran tres hermanos.

¿Y después quién te pagaba?
La granja.

¿Qué era del estado?
Sí.

Y entonces ¿por qué hay tanto marabú allá atrás, porque esas tierras ya no tienen dueño?
El estado es el que manda la granja, la cooperativa y eso.

¿Y la gente se ha ido yendo?
No, las han abandonado, la dirección que hay es mierda, y la gente se ha ido del campo. No hay quien trabaje tampoco. Nadie quiere trabajar la agricultura.

¿Y por eso está todo abandonado?
Claro, los primeros años aquí, este plan Yabú era la salvajada del mundo.

¿Cuánto producía más o menos?
¡Bah, para que te voy a decir! ¡Qué sé yo! Llegó a un millón de quintales al año y era menos que ahora. Lo que había cuando eso no llegaba a la mitad de lo que es el plan ahora. Pero todo se ha acabado, vaya, en el sentido de que ¿tú crees que alguien se va a poner a estudiar como tú y como toda esta gente para ir a trabajar al campo? Y ahora es diferente, pero al principio era obligado estudiar para los muchachos.

¿Era obligado y por eso la gente se fue del campo?
Claro. Y mira, aquí hicieron este pueblo y reunieron a toda la gente para acá.

¿Los trajeron para acá obligados también?
No, no, eso no fue obligado. Él que te diga a ti que en El Yabú mudaron a las gentes obligadas fue mentira, y que fue obligado arrendar las tierras menores de 5 caballerías, también.

¿Cómo fue la cosa? Explícame.
De 5 caballerías para arriba sí era obligado, pero para abajo no, porque todavía aquí en El Yabú hay gente que tiene sus tierras. Aquí y en todos lados.

¿Crees que hay alguna otra razón, además de por el estudio, para que la gente se vaya del campo?
Sí, la gente ahora coge 4 racimos de plátano, van y los venden y le hacen más que trabajando en el campo.

¿Y por qué le hacen más dinero a 4 racimos vendidos por ahí?
Ah y otra cosa, ¿tú crees que ahora puedes ir a ganarte trabajando, un ejemplo, 20 pesos al día, y después puedes ir a dar 10 pesos por una libra de tomate?

¿Y por qué está a 10 pesos la libra de tomate?
Ah, porque no hay. Por la escasez.

¿Y por qué no hay?
Ah, porqué ¿cómo están las tierras? Las tierras están perdidas porque no hay quien las trabaje. Ya no hay abundancia, no hay producción.

¿Y tú crees que el hecho de que no haya abundancia, de que no haya producción tiene que ver con las pocas posibilidades que tienen los campesinos de sacarle ganancia a la tierra?
Nadie les quita nada. Pero sí los moderan porque si venden más de lo que ellos quieren les quitan la carga, se las decomisan.

¿Cuánto puede sacarle un campesino a la tierra que tenga para él, para la comida de su casa y para vivir?
Le puede sacar mucho.

Pero yo digo legalmente.
Ah, legalmente no. Legalmente no, para como están las cosas, como está una camisa, como está un par de zapatos, como está una botella de ron, no viene una cosa con la otra. Ahora la gente lo que hacen es negociar y robar.

¿Y por qué la gente roba y negocia?
Porque es lo que le da dinero y no trabajan.

Y entonces todas las tierras, las mejores tierras que tiene esta provincia que son las tierras de aquí del Yabú, perdiéndose.
Sí, muy buenas.

Dicen algunos que son las mejores de la provincia de Villa Clara y están llenas de marabú, ese Pirey está que da lástima.
Y en todos lados está igual. Ahí no había una mata de marabú, una no había. Para buscar un garabato y chapear marabú tenías que ir a las sabanas de Santa Clara.

¿Y cuántos campesinos tú crees que trabajaban en aquel tiempo?
No sé, habían unos cuántos, ellos trabajaban y pagaban gente también. Según el tamaño de la tierra que fuera.

¿En la finca donde tú trabajabas cuántos había más o menos?
Dependía. Nosotros vivíamos ahí y nos guardaban trabajo, había un mes o dos en el año que no había trabajo, pero en todos lados no era así. Nosotros lo que hacíamos ahí mayormente era guataquear y cultivar con bueyes. Y cortar caña cuando llegaba la zafra, pero ahí había una vaquería que era un hombre el que la atendía. Ese era permanente, los doce meses del año, domingo y todo. Ese lo que hacía era ordeñar las vacas, llevar la leche a la carretera y después arreglaba algún portillo que se hacía en la cerca o algo de eso. Él ganaba para eso. Ganaba sueldo fijo. Yo creo que eran 30 pesos.

¿Y en total en toda la finca de La Colonia, cuántos eran?
En total 14. Cuando había un trabajo que era grande ponían algunos hombres más y cuando se acababa los quitaban. Por ejemplo en una siembra grande de caña o en la zafra que ya era normal.

¿Y después de la Revolución era así?
Un tiempo, pero después que empezó la granja fue diferente.

Explícame como era cuando empezó la granja.
En esa época antes de la Revolución el mayoral de esa finca tenía dos fincas más que eran del mismo dueño. Una era en La Marota, un lugar de Esperanza para allá, y otra en Laberinto en Sagua, y él era el que administraba esas fincas, él sólo, y dos bestias que tenía para ir. Iba a Laberinto y a La Marota, todo eso a caballo. Ese no tenía jeep, ni carro, nada. Y ese hombre era el que vendía, todo lo compraba él. ¡Todo! Y él ganaba yo creo que eran 32 pesos mensuales. Era tuerto de nacimiento, lo que tenía en el ojo era una verruga, no tenía ojo, y tenía 6to grado.

¿Y era suficiente?
Y sobraba. Él vendía el ganado, cuando tenía que comprar toros o bueyes él era el que los compraba. Hacía todo. Si había que comprar una carreta era él también.

¿Y producía la tierra que es lo más importante?
¡Cómo no va a producir!

¿Y después en las granjas de la Revolución cómo era la cosa?
Después ellos partieron la finca, eran tres hijos del viejo y partieron la finca. En la más grande había una mujer que el marido era médico y se fueron para afuera. Eso fue cuando aquello de que él que se iba para afuera le intervenían la tierra. Entonces eran 60 cordeles, y tocaron a 4 caballerías, 20 cordeles cada uno. La granja cogió eso y el mismo viejo que era mayoral, el tuerto, lo pusieron de jefe de lote, no había mayorales, eran jefes de lote. Lo dejaron ahí porque era el que sabía hacer las cosas. Bueno, estando ahí yo me acuerdo que sembró una caballería de caña de frío, especial, y le cortó 157 mil arrobas de caña, en una zafra, así que mira a ver la cantidad que cogió. Ese hombre era un maestro, ese hombre era un león. Y calculando ganado era una fiera.

¿Y cómo funcionaba la granja ya en la revolución con ese mismo hombre?
Estaba bien, él ahí estaba bien, eso era al principio.

¿Y después que pasó?
No, ya después él se retiró y ya las cosas no estaban igual.



¿Cómo eran?
Habían 20 gentes mandando y el partido y todo eso y ahí se cambió la cosa. Ya no era igual. Cuando estaba él ahí las tierras había que prepararlas bien con estera, para sembrarla y bien sembrada la caña.

¿Y después cuando él no estaba por qué no se preparaban las tierras?
Porque después cambiaron hasta las formas de sembrar la tierra.

¿Y quién las cambió?
Los técnicos nuevos, los ingenieros, el estado.

¿Y dio más resultado?
¡No, hombre, no! ¿Cómo va a dar más resultado?

¿Por qué no dio resultado?
Porque no daba la misma cosecha, no daba la misma cantidad.

¿Y si no daba la misma por qué la dejaron?
Ah, porque lo dejaron de lado. Ya el tuerto no estaba. Cuando él estaba sí, porque él se quedó dirigiendo conforme eran las cosas. Pero ya después fue diferente. Mandaba mucha gente y mucha gente que no sabía ni dónde estaban parados. Por lo menos de lo que era agricultura no sabían nada. El dirigente es igual que el artista y que todo, tiene que nacer para eso. Porque aunque yo diga que voy a ser dirigente, no puedo, no tengo para eso.

¿Y quién trajo a esa gente para ahí a dirigir?
El estado la mandó. La granja.

¿Y los campesinos no se dieron cuenta que esa gente no sabía nada? ¿Por qué no lo dijeron?
Lo planteaban y nada. A los que mandaban eran a ellos y punto. Había que ser ingeniero agrónomo y pasar escuelas para ser jefes de lotes.

¿Pasaban la escuela y cuando llegaban no sabían nada?
Sabían, pero traían otra técnica que no es la de aquí, y claro que no daba resultado.

¿Y sabes de dónde venía esa técnica?
¡Qué sé yo! De los ingenieros y la gente que inventaba.

¿Pero dónde inventaban? ¿En otro lado?
Claro.

¿Y aquí no servía?
No. Digo, para mí no servía.

Para ti no, a la hora de la práctica no servían porque si la tierra no producía lo mismo, y a la hora de la práctica no daba lo mismo, entonces no servían.
La tierra era la misma, y los que la tenían particulares producían lo mismo que estaban produciendo antes. La que no producía era la del estado. Había alguna que producía. El Yabú cuando era con Rodobaldo Carrillo, las cosechas bárbaras las dio él.

¿Quién era Rodobaldo Carrillo?
El director que hubo de aquí del plan Yabú.

¿Y por qué tú crees que en ese tiempo fueron las mejores cosechas?
Porque ese hombre trabajaba muy bien. Hacía las cosas como había que hacerlas, y mandaba muy bien, y lo que él mandaba había que hacerlo. Y la gente lo respetaba.

¿Y después que él se fue qué pasó?
No, ya aquello fue cambiando y cambiando. Y ahora ya no se parece al plan Yabú.
Ahora no parece nada, es puro Marabú.
Puro Marabú.

¿Y qué pasó con los agricultores pequeños?
Los agricultores pequeños siguieron en las tierras que no intervenían. Pero ya después fueron entregando, ya ellos mismo entregaron. Les ponían una pensión vitalicia. Ya muchos estaban viejos, ya los hijos no estaban con ellos porque se iban a estudiar.

Mi papá hace un cuento de un campesino que era el mejor productor de caña de Ranchuelo, y una vez le preguntaron: ¿Por qué la caña suya se da tan buena? Y el campesino respondió: Porque usted coge un puñado de cien quilos y los tira en el cañaveral y recoge noventa y ocho. Dice que porque el cañaveral estaba limpio.
Ah, sí, claro. En esa época, los colonos grandes y los dueños grandes y chiquitos te sembraban la caña a siete cuartas de calle por cuatro de narigón, el narigón es la distancia de un plantón al otro y se sembraban dos trozos a tres ojos cada uno, uno en cada lado así (indica una distancia separada con las manos) no juntos, pegados. Abajo en el fondo del surco, pero uno a cada lado. Se tapaban bien, se asentaban bien se le ponía el pie, se tapaban bien y ahí. Y a esa caña antes de nacer ya le estaban dando asistencia, no la dejaban enyerbar.

¿Y por qué eso ahora no se hace?
Porque ahora no tienen gente para eso. O no sé, porque no hay quien trabaje. Y si las guataquean no sirven para nada como las guataquean. Y lo primero que empezaron a hacer aquí era que le hacían las cabezas a los campos. En la caña, le hacían las cabezas a los campos y ahí la echaban un poquito. Y para dentro del campo no lo guataqueaban. ¡Bah, eso fue un desastre! Cuando la zafra de los 10 millones en Jicotea había un hombre que era, ya viejo ya, jefe de caña. ¡Estaba buena la granja! Y cuando fueron surcando los potreros de yerba americana y alpargata crudo con un arao y sembrando la caña sin arar, él dijo que eso no servía y que eso era mierda. Y lo botaron de jefe de caña. Se fue para allá para la Minerva, para un cayo por allá a criar carneros. ¿Y tú crees que cogieron una caña? ¡No cogieron ninguna! Aquello no dio nada. Aquello era un desastre cortando caña. Y había veces que las cañas estaban con los retoños por arriba de las pilas y aquello ya no daba azúcar, ni daba nada. Vaya, eso fue una salvajada lo que perdió este país, en aquello.

¿Y acabaron con la tierra?
No, la tierra no. La tierra no. La naturaleza es lo más perfecto que hay. La tierra se alimenta de todo lo que ella se coma. Con eso se alimenta ella. Es igual que el agua, se evapora y ella vuelve a caer. Lo más sabio que hay es la naturaleza. Digo para mí que soy analfabeto bruto. Yo corté campos de caña en Albarrán, de veinte cortes. Veinte zafras. Y corté, no todo, pero doce surcos que venía siendo un cordel cuadrado, una pila. Y en casa de mi abuela, que le faltaba un poquito para una caballería, cuando mi abuelo se murió se quedaron dos hombres, la abuela mía y una hembra que era baldá[2] pero se quedaron ahí. Y ellos dos solos, cortaban todos los años y la ponían en puñados en la culata de la carreta, de 40 a 42 mil y no llegaba a una caballería. Y ahí mismo había una arboleda grande, un potrerito en el arroyo para los bueyes, los puercos. Y además sembraban tabaco, sembraban maní, bastante maní. Sembraban vianda, que no les faltaba la vianda y no llegaba a una caballería, les faltaba un poquito. Para que una caballería de tierra dé 40 mil arrobas no puede estar mala. Esa gente guataqueaban las cañas ¿tú sabes en que tiempo? En la primavera. Y cuando eran nuevas no le dejaban una yerba. La cortaban, le caía la paja arriba y salía alguna yerbita, y ellos cuando llovía cogían una guataca y sacaban la cepita y la sacudían y la tiraban arriba de la paja boca arriba. Y ahí no quedaba nada. Y dos personas asistían todo eso. Claro, algunas veces cuando era la cosecha de maní, algunos sobrinos o los otros hermanos les ayudaban. En ese momento no eran ellos solos, pero el resto del tiempo sí. Ah, y lo que tenían para arar era una yunta de buey. Todo lo hacían con una yunta de buey. Ellos tampoco sembraban toda la caña de una vez, no. Ellos sembraban y cuando un campito se ponía malo, lo desmolían y sembraban otro. Ellos reponían, pero siempre molían, todos los años. Y eran dos nada más. ¡Que ahí están vivos y sanos todavía!

Bueno ¿Y las tierras que tú trabajabas allá atrás que pasó con ellas?
No, yo lo que tenía allí eran 20 cordeles para sembrar viandas y lo entregué. Las tierras donde trabajaba las tiene el plan.

¿Y están dando algo?
Bueno la última vez que fui por allá si daban, daban muy poco y ahora se las dieron a la gente para obreros, ¿cómo le llaman a eso? Obreros vinculados. Yo pienso que Cuba no sirve para sembrar muchas cantidades en un mismo lugar. Porque en Cuba en una caballería de tierra hay tres tipos o cuatro de tierras. Hay bajas, hay más altas, hay menos. Y ahora tiene que ser por caballería porque el campesino donde se da buena la yuca, ahí lo que sembraba era yuca. En el pedazo bajo, arroz. El de caña, caña.

¿Cómo tú crees que debería ser?
Deberían buscar más o menos las tierras para cada cosa. Sembrar en cada tierra lo que da.

¿Y cómo debería estar dividida?
Yo pienso que si aquí, y esto es un criterio mío que soy analfabeto, que si la tierras se las arrendaran a la gente, una caballería, un ejemplo, mil o 2 mil pesos al año, no sé, esto es un ejemplo. Y decirle: “usted tiene que pagar eso en el año, y usted siembre lo que usted le dé la gana y véndalo usted”. Porque si le cobran 2 mil pesos por caballería eso son 2 mil pesos que va a recoger el estado sin tener ningún gasto, ni ninguna pérdida. La pérdida si la tiene la tiene el que la arrendó. Y él va a luchar por no tener pérdida, porque si una cosa no sirve la arranca y mete otra. No la deja enyerbar y hace las cosas como hay que hacerlas. Esa es la lógica. Si siembras una mierda, recoges una mierda. Si haces un semillero, como les gusta hacer aquí, ¿y qué recoges? ¡Nada! El semillero es para trasplantar posturas. Ningún semillero da nada. Lo que más junto se puede sembrar es el arroz, y en semilleros no sirve.

¿Y por qué tú crees que si ahora hay más tecnología en maquinarias y otro desarrollo, se produce menos?
Hay una cosa en la maquinaria, que para trabajar sitios y cultivos varios la aradura de estera es mejor que la de gomas. Para mí eso no sirve, porque lo que hacen es que cuando van a arar tierra, si está húmeda lo que hacen es pisotearla y ponerla dura, y ya se jode. Si van a cultivar ponen la calle dura. Buena para cultivar la borguita que hubo aquí. Que eran una maquinitas de estera chiquitas, como maquinarias, y el buey. Los campesinos decían que el sudor del buey era abono para las plantas. Y no era así, el sudor del buey es sudor. Lo que pasa es que el buey no aprieta la tierra, el buey suelta la tierra. Y donde no puedes meter un tractor, metes una yunta de buey o un buey. Un buey solo con una araña atrás es mucho lo que hace. Hace tareas por 20 hombres estando buena la tierra, en reventazón. Si es yerba adulta y eso, esa tierra es mierda, no hace nada porque eso llevaría un arado. Ya es un arado de vertedera lo que lleva eso. Y cuando una siembra se pierde de yerba, lo mejor es arrancarla y sembrarla nueva. Vaya que lo que hay que hacer es saber trabajar. Saber trabajar y trabajar con interés. Ahora, eso son cosas mías que puedo tener un concepto erróneo. Porque yo soy un guajiro analfabeto.

Entonces lo mejor es que la gente ame lo que haga y lo haga bien.
Sí. Y para campo el guajiro. El poblano no es de campo. El que se cría en el pueblo, hay algunos que salen y son buenos, pero al campo le hace falta el guajiro. Viviendo en el campo ahí con el padre y la madre. Los niños antes desde que tenían seis años tenían sus obligaciones. Echarle comida a las gallinas, mudar el puerquito y aprendían.

Eso es bueno, no le hace daño a nadie.
Claro que no. Eso es responsabilidad, aprendizaje. Así es como se aprende de verdad.

ANEXOS

[1] Cuando aquello, yo tuve la suerte, porque en la colonia eran 8 horas nada más. Cuatro por la mañana y cuatro por la tarde. Y en los lugares particulares que trabajaba también. Pero era privilegiado en ese tiempo porque antes la mayoría de la gente era de sol a sol. Yo me acuerdo que el mes en que sembraban el tabaco en la colonia no había trabajo porque ya era para esperar la zafra, para cortar caña. Y salía, a veces llegaba oscuro al surco y tenía que caer clavado ahí. El tipo para allá para las 11:30am daba cuatro, cinco surcos según los que hubiera y se quedaban sembrando porque daban un peso y el almuerzo. E iban ellos con la yunta de buey para la casa. La yunta de buey, si tenían otra la cambiaban y si no le daban agua y cuando tú acababas para ir a almorzar ya el venía a surcar otra vez. La última cucharada la tenías que coger en el surco de nuevo. Que eso lo hice yo bastante porque era en un tiempo que había poco trabajo para lo que eran las cañas, las colonias.

[2] Sí pero un peso rendía. Yo cuando era un niño apilaba pilas de caña a los macheteros y me daban un quilo o dos por una pila. Y apilaba tres o cuatro pilas de caña y ya con eso desayunaba, desayunaba no, un dulce de coco así mira (hace gesto grande con la mano) prieto, amelcochado de esos ricos, costaba un quilo y era así mira (repite el gesto). Con un dulce de coco y una galleta tenías. Una o dos porque había unas que eran a quilos que parecían ruedas, y otras que eran un poquito menos pero eran a dos por quilo. Te comías un dulce de esos y si no un pedazo de pan con salchichón. Con un medio (cinco quilos) de salchichón y un pedazo de pan era un almuerzo. Te lo comías por la mañana y por la tarde todavía lo sentías eructando ¡qué resistencia!

[3] El que tuviera dos o tres de familia, y tuviera donde ganar un peso diario, que eran 30 pesos al mes, no te voy a decir que era rico, pero vivía. Comía y almorzaba. Pero había que buscar donde ganarlo. Porque fíjate que cuando a mí me tocó el escalafón de cortar caña me ofrecían 80 pesos para que les diera el escalafón que era el derecho a cortar caña. Cuando aquello 80 pesos eran 80 pesos. El tipo me lo ofrecía y tenía que ganárselo cortando caña, y de todos modos me lo ofrecía con tal de coger el escalafón. Pero ya sabía que tenía garantizada la zafra que era cuando los pobres podían hacer unos quilos para comprarse la mudita de ropa y el par de zapatos y pagar si tenía crédito. Pagar los quilos que debía del tiempo muerto. Fíjate que de aquí se iba la gente para Camagüey. Echaban en un saco una hamaca, dos muditas de ropa y los zapatos y se iban 3 meses. Y el que traía libres 200 pesos o 300 era un toro. Tres meses metidos completicos.

[4] El primer caballo que yo tuve – cuando yo tenía 13 años empecé a cortar caña – y me lo vendió fiado Sergio Alfonso, un vecino. Fue un caballo alazán, nuevecito de 5 años, grande, bueno, lindo y se lo pagué en 3 quincenas, 10 pesos en cada quincena. Y al otro año compré la montura, fiada también, 35 pesos, nueva de paquete. Y la pagué en la zafra, y así me hice de un caballo y una montura. Pero eso no lo tenía todo el mundo. Había muchos jóvenes que no lo tenían. Porque no era fácil. Pulgada a pulgada tenía que ser.


[1] “Guajiro” es una palabra que se usa en Cuba para nombrar a las personas que viven en el campo. La etimología proviene de la frase inglesa war hero, usada para denominar a los mambises vencedores de la guerra a finales del siglo XIX. A estos mambises la intervención norteamericana les impidió la entrada a la ciudad de Santiago de Cuba como parte de su plan de dominación para instaurar en Cuba una república neocolonial.
[2] Se refiere a baldada que significa tullida, lisiada.

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