¿Para el campo? El guajiro[1].
Mi
abuelo es un campesino que ha vivido siempre en el campo. Allí aprendió, además
de los secretos del cultivo, la décima espinela heredada de los grandes poetas
españoles. José Ramón Pérez, es su nombre de nacimiento, Chale, su nombre de
pila, y gracias a su voz clara y su talento como improvisador le fue entregado
por los poblanos un epíteto: el sinsonte del Yabú. Campo y décima se
convirtieron en la vida de mi abuelo, por eso esta conversación repasa de
manera muy coloquial algunos de sus recuerdos y reflexiones sobre el campo
donde ha vivido 80 años.
Mira si soy campesino
Que el campo me dio la gloria
De aprenderme de memoria
Los recodos del camino.
Hay veces que me imagino
Ir a la parcela mía
Y con la yunta de guía
Como un guajiro encorvado
Escribo con el arado
Páginas de surquería.
El
sinsonte del Yabú
¿Yo quiero que me expliques por qué
El Pirey está lleno de Marabú, igual que todo eso allá atrás?
Porque
lo abandonaron, está abandonado.
¿Cuéntame cómo era antes?
No,
antes ahí no había una mata de Marabú. Limpiecito todo. Eran sitios limpios.
¿Por qué?
Porque
los dueños lo chapeaban y lo guataqueaban.
¿Y cómo estaban repartidas las
tierras antes?
Cada
uno tenía lo de él, los que tenían, y los que no, como nosotros que no teníamos
nada, vivíamos en la finca de Albarrán en una esquina. Y trabajábamos ahí a
sueldo.
¿Quién les pagaba?
Los
dueños.
¿Quién era el dueño de la finca
donde tú trabajabas?
Ángel
Valle. Pero yo trabajaba ahí y trabajaba en otro lado también.
¿Pero eso cuando fue, después de la
Revolución o antes?
Antes
y después también, pero ya después cuando intervinieron la finca pasó a ser de
la granja.
¿Pasó a ser de una granja?
Una
parte porque eran tres hermanos.
¿Y después quién te pagaba?
La
granja.
¿Qué era del estado?
Sí.
Y entonces ¿por qué hay tanto
marabú allá atrás, porque esas tierras ya no tienen dueño?
El
estado es el que manda la granja, la cooperativa y eso.
¿Y la gente se ha ido yendo?
No,
las han abandonado, la dirección que hay es mierda, y la gente se ha ido del
campo. No hay quien trabaje tampoco. Nadie quiere trabajar la agricultura.
¿Y por eso está todo abandonado?
Claro,
los primeros años aquí, este plan Yabú era la salvajada del mundo.
¿Cuánto producía más o menos?
¡Bah,
para que te voy a decir! ¡Qué sé yo! Llegó a un millón de quintales al año y
era menos que ahora. Lo que había cuando eso no llegaba a la mitad de lo que es
el plan ahora. Pero todo se ha acabado, vaya, en el sentido de que ¿tú crees
que alguien se va a poner a estudiar como tú y como toda esta gente para ir a
trabajar al campo? Y ahora es diferente, pero al principio era obligado
estudiar para los muchachos.
¿Era obligado y por eso la gente se
fue del campo?
Claro.
Y mira, aquí hicieron este pueblo y reunieron a toda la gente para acá.
¿Los trajeron para acá obligados
también?
No,
no, eso no fue obligado. Él que te diga a ti que en El Yabú mudaron a las
gentes obligadas fue mentira, y que fue obligado arrendar las tierras menores
de 5 caballerías, también.
¿Cómo fue la cosa? Explícame.
De
5 caballerías para arriba sí era obligado, pero para abajo no, porque todavía
aquí en El Yabú hay gente que tiene sus tierras. Aquí y en todos lados.
¿Crees que hay alguna otra razón,
además de por el estudio, para que la gente se vaya del campo?
Sí,
la gente ahora coge 4 racimos de plátano, van y los venden y le hacen más que
trabajando en el campo.
¿Y por qué le hacen más dinero a 4
racimos vendidos por ahí?
Ah
y otra cosa, ¿tú crees que ahora puedes ir a ganarte trabajando, un ejemplo, 20
pesos al día, y después puedes ir a dar 10 pesos por una libra de tomate?
¿Y por qué está a 10 pesos la libra
de tomate?
Ah,
porque no hay. Por la escasez.
¿Y por qué no hay?
Ah,
porqué ¿cómo están las tierras? Las tierras están perdidas porque no hay quien
las trabaje. Ya no hay abundancia, no hay producción.
¿Y tú crees que el hecho de que no
haya abundancia, de que no haya producción tiene que ver con las pocas
posibilidades que tienen los campesinos de sacarle ganancia a la tierra?
Nadie
les quita nada. Pero sí los moderan porque si venden más de lo que ellos
quieren les quitan la carga, se las decomisan.
¿Cuánto puede sacarle un campesino
a la tierra que tenga para él, para la comida de su casa y para vivir?
Le
puede sacar mucho.
Pero yo digo legalmente.
Ah,
legalmente no. Legalmente no, para como están las cosas, como está una camisa,
como está un par de zapatos, como está una botella de ron, no viene una cosa
con la otra. Ahora la gente lo que hacen es negociar y robar.
¿Y por qué la gente roba y negocia?
Porque
es lo que le da dinero y no trabajan.
Y entonces todas las tierras, las
mejores tierras que tiene esta provincia que son las tierras de aquí del Yabú,
perdiéndose.
Sí,
muy buenas.
Dicen algunos que son las mejores
de la provincia de Villa Clara y están llenas de marabú, ese Pirey está que da
lástima.
Y
en todos lados está igual. Ahí no había una mata de marabú, una no había. Para
buscar un garabato y chapear marabú tenías que ir a las sabanas de Santa Clara.
¿Y cuántos campesinos tú crees que
trabajaban en aquel tiempo?
No
sé, habían unos cuántos, ellos trabajaban y pagaban gente también. Según el
tamaño de la tierra que fuera.
¿En la finca donde tú trabajabas
cuántos había más o menos?
Dependía.
Nosotros vivíamos ahí y nos guardaban trabajo, había un mes o dos en el año que
no había trabajo, pero en todos lados no era así. Nosotros lo que hacíamos ahí
mayormente era guataquear y cultivar con bueyes. Y cortar caña cuando llegaba
la zafra, pero ahí había una vaquería que era un hombre el que la atendía. Ese
era permanente, los doce meses del año, domingo y todo. Ese lo que hacía era
ordeñar las vacas, llevar la leche a la carretera y después arreglaba algún
portillo que se hacía en la cerca o algo de eso. Él ganaba para eso. Ganaba sueldo
fijo. Yo creo que eran 30 pesos.
¿Y en total en toda la finca de La
Colonia, cuántos eran?
En
total 14. Cuando había un trabajo que era grande ponían algunos hombres más y
cuando se acababa los quitaban. Por ejemplo en una siembra grande de caña o en la
zafra que ya era normal.
¿Y después de la Revolución era
así?
Un
tiempo, pero después que empezó la granja fue diferente.
Explícame como era cuando empezó la
granja.
En
esa época antes de la Revolución el mayoral de esa finca tenía dos fincas más
que eran del mismo dueño. Una era en La Marota, un lugar de Esperanza para
allá, y otra en Laberinto en Sagua, y él era el que administraba esas fincas,
él sólo, y dos bestias que tenía para ir. Iba a Laberinto y a La Marota, todo
eso a caballo. Ese no tenía jeep, ni carro, nada. Y ese hombre era el que
vendía, todo lo compraba él. ¡Todo! Y él ganaba yo creo que eran 32 pesos
mensuales. Era tuerto de nacimiento, lo que tenía en el ojo era una verruga, no
tenía ojo, y tenía 6to grado.
¿Y era suficiente?
Y
sobraba. Él vendía el ganado, cuando tenía que comprar toros o bueyes él era el
que los compraba. Hacía todo. Si había que comprar una carreta era él también.
¿Y producía la tierra que es lo más
importante?
¡Cómo
no va a producir!
¿Y después en las granjas de la
Revolución cómo era la cosa?
Después
ellos partieron la finca, eran tres hijos del viejo y partieron la finca. En la
más grande había una mujer que el marido era médico y se fueron para afuera.
Eso fue cuando aquello de que él que se iba para afuera le intervenían la
tierra. Entonces eran 60 cordeles, y tocaron a 4 caballerías, 20 cordeles cada
uno. La granja cogió eso y el mismo viejo que era mayoral, el tuerto, lo
pusieron de jefe de lote, no había mayorales, eran jefes de lote. Lo dejaron
ahí porque era el que sabía hacer las cosas. Bueno, estando ahí yo me acuerdo
que sembró una caballería de caña de frío, especial, y le cortó 157 mil arrobas
de caña, en una zafra, así que mira a ver la cantidad que cogió. Ese hombre era
un maestro, ese hombre era un león. Y calculando ganado era una fiera.
¿Y cómo funcionaba la granja ya en
la revolución con ese mismo hombre?
Estaba
bien, él ahí estaba bien, eso era al principio.
¿Y después que pasó?
¿Cómo eran?
Habían
20 gentes mandando y el partido y todo eso y ahí se cambió la cosa. Ya no era
igual. Cuando estaba él ahí las tierras había que prepararlas bien con estera,
para sembrarla y bien sembrada la caña.
¿Y después cuando él no estaba por
qué no se preparaban las tierras?
Porque
después cambiaron hasta las formas de sembrar la tierra.
¿Y quién las cambió?
Los
técnicos nuevos, los ingenieros, el estado.
¿Y dio más resultado?
¡No,
hombre, no! ¿Cómo va a dar más resultado?
¿Por qué no dio resultado?
Porque
no daba la misma cosecha, no daba la misma cantidad.
¿Y si no daba la misma por qué la
dejaron?
Ah,
porque lo dejaron de lado. Ya el tuerto no estaba. Cuando él estaba sí, porque
él se quedó dirigiendo conforme eran las cosas. Pero ya después fue diferente. Mandaba
mucha gente y mucha gente que no sabía ni dónde estaban parados. Por lo menos
de lo que era agricultura no sabían nada. El dirigente es igual que el artista
y que todo, tiene que nacer para eso. Porque aunque yo diga que voy a ser
dirigente, no puedo, no tengo para eso.
¿Y quién trajo a esa gente para ahí
a dirigir?
El
estado la mandó. La granja.
¿Y los campesinos no se dieron
cuenta que esa gente no sabía nada? ¿Por qué no lo dijeron?
Lo
planteaban y nada. A los que mandaban eran a ellos y punto. Había que ser
ingeniero agrónomo y pasar escuelas para ser jefes de lotes.
¿Pasaban la escuela y cuando
llegaban no sabían nada?
Sabían,
pero traían otra técnica que no es la de aquí, y claro que no daba resultado.
¿Y sabes de dónde venía esa técnica?
¡Qué
sé yo! De los ingenieros y la gente que inventaba.
¿Pero dónde inventaban? ¿En otro
lado?
Claro.
¿Y aquí no servía?
No.
Digo, para mí no servía.
Para ti no, a la hora de la práctica
no servían porque si la tierra no producía lo mismo, y a la hora de la práctica
no daba lo mismo, entonces no servían.
La
tierra era la misma, y los que la tenían particulares producían lo mismo que
estaban produciendo antes. La que no producía era la del estado. Había alguna
que producía. El Yabú cuando era con Rodobaldo Carrillo, las cosechas bárbaras
las dio él.
¿Quién era Rodobaldo Carrillo?
El
director que hubo de aquí del plan Yabú.
¿Y por qué tú crees que en ese
tiempo fueron las mejores cosechas?
Porque
ese hombre trabajaba muy bien. Hacía las cosas como había que hacerlas, y
mandaba muy bien, y lo que él mandaba había que hacerlo. Y la gente lo
respetaba.
¿Y después que él se fue qué pasó?
No,
ya aquello fue cambiando y cambiando. Y ahora ya no se parece al plan Yabú.
Ahora no parece nada, es puro
Marabú.
Puro
Marabú.
¿Y qué pasó con los agricultores
pequeños?
Los
agricultores pequeños siguieron en las tierras que no intervenían. Pero ya
después fueron entregando, ya ellos mismo entregaron. Les ponían una pensión
vitalicia. Ya muchos estaban viejos, ya los hijos no estaban con ellos porque
se iban a estudiar.
Mi papá hace un cuento de un
campesino que era el mejor productor de caña de Ranchuelo, y una vez le
preguntaron: ¿Por qué la caña suya se da tan buena? Y el campesino respondió:
Porque usted coge un puñado de cien quilos y los tira en el cañaveral y recoge
noventa y ocho. Dice que porque el cañaveral estaba limpio.
Ah,
sí, claro. En esa época, los colonos grandes y los dueños grandes y chiquitos
te sembraban la caña a siete cuartas de calle por cuatro de narigón, el narigón
es la distancia de un plantón al otro y se sembraban dos trozos a tres ojos
cada uno, uno en cada lado así (indica
una distancia separada con las manos) no juntos, pegados. Abajo en el fondo
del surco, pero uno a cada lado. Se tapaban bien, se asentaban bien se le ponía
el pie, se tapaban bien y ahí. Y a esa caña antes de nacer ya le estaban dando
asistencia, no la dejaban enyerbar.
¿Y por qué eso ahora no se hace?
Porque
ahora no tienen gente para eso. O no sé, porque no hay quien trabaje. Y si las
guataquean no sirven para nada como las guataquean. Y lo primero que empezaron
a hacer aquí era que le hacían las cabezas a los campos. En la caña, le hacían
las cabezas a los campos y ahí la echaban un poquito. Y para dentro del campo
no lo guataqueaban. ¡Bah, eso fue un desastre! Cuando la zafra de los 10
millones en Jicotea había un hombre que era, ya viejo ya, jefe de caña. ¡Estaba
buena la granja! Y cuando fueron surcando los potreros de yerba americana y
alpargata crudo con un arao y sembrando la caña sin arar, él dijo que eso no
servía y que eso era mierda. Y lo botaron de jefe de caña. Se fue para allá
para la Minerva, para un cayo por allá a criar carneros. ¿Y tú crees que
cogieron una caña? ¡No cogieron ninguna! Aquello no dio nada. Aquello era un
desastre cortando caña. Y había veces que las cañas estaban con los retoños por
arriba de las pilas y aquello ya no daba azúcar, ni daba nada. Vaya, eso fue
una salvajada lo que perdió este país, en aquello.
¿Y acabaron con la tierra?
No,
la tierra no. La tierra no. La naturaleza es lo más perfecto que hay. La tierra
se alimenta de todo lo que ella se coma. Con eso se alimenta ella. Es igual que
el agua, se evapora y ella vuelve a caer. Lo más sabio que hay es la naturaleza.
Digo para mí que soy analfabeto bruto. Yo corté campos de caña en Albarrán, de
veinte cortes. Veinte zafras. Y corté, no todo, pero doce surcos que venía
siendo un cordel cuadrado, una pila. Y en casa de mi abuela, que le faltaba un
poquito para una caballería, cuando mi abuelo se murió se quedaron dos hombres,
la abuela mía y una hembra que era baldá[2] pero
se quedaron ahí. Y ellos dos solos, cortaban todos los años y la ponían en
puñados en la culata de la carreta, de 40 a 42 mil y no llegaba a una caballería.
Y ahí mismo había una arboleda grande, un potrerito en el arroyo para los
bueyes, los puercos. Y además sembraban tabaco, sembraban maní, bastante maní.
Sembraban vianda, que no les faltaba la vianda y no llegaba a una caballería,
les faltaba un poquito. Para que una caballería de tierra dé 40 mil arrobas no
puede estar mala. Esa gente guataqueaban las cañas ¿tú sabes en que tiempo? En
la primavera. Y cuando eran nuevas no le dejaban una yerba. La cortaban, le
caía la paja arriba y salía alguna yerbita, y ellos cuando llovía cogían una
guataca y sacaban la cepita y la sacudían y la tiraban arriba de la paja boca
arriba. Y ahí no quedaba nada. Y dos personas asistían todo eso. Claro, algunas
veces cuando era la cosecha de maní, algunos sobrinos o los otros hermanos les
ayudaban. En ese momento no eran ellos solos, pero el resto del tiempo sí. Ah,
y lo que tenían para arar era una yunta de buey. Todo lo hacían con una yunta
de buey. Ellos tampoco sembraban toda la caña de una vez, no. Ellos sembraban y
cuando un campito se ponía malo, lo desmolían y sembraban otro. Ellos reponían,
pero siempre molían, todos los años. Y eran dos nada más. ¡Que ahí están vivos
y sanos todavía!
Bueno ¿Y las tierras que tú
trabajabas allá atrás que pasó con ellas?
No,
yo lo que tenía allí eran 20 cordeles para sembrar viandas y lo entregué. Las
tierras donde trabajaba las tiene el plan.
¿Y están dando algo?
Bueno
la última vez que fui por allá si daban, daban muy poco y ahora se las dieron a
la gente para obreros, ¿cómo le llaman a eso? Obreros vinculados. Yo pienso que
Cuba no sirve para sembrar muchas cantidades en un mismo lugar. Porque en Cuba
en una caballería de tierra hay tres tipos o cuatro de tierras. Hay bajas, hay
más altas, hay menos. Y ahora tiene que ser por caballería porque el campesino
donde se da buena la yuca, ahí lo que sembraba era yuca. En el pedazo bajo,
arroz. El de caña, caña.
¿Cómo tú crees que debería ser?
Deberían
buscar más o menos las tierras para cada cosa. Sembrar en cada tierra lo que
da.
¿Y cómo debería estar dividida?
Yo
pienso que si aquí, y esto es un criterio mío que soy analfabeto, que si la
tierras se las arrendaran a la gente, una caballería, un ejemplo, mil o 2 mil
pesos al año, no sé, esto es un ejemplo. Y decirle: “usted tiene que pagar eso
en el año, y usted siembre lo que usted le dé la gana y véndalo usted”. Porque
si le cobran 2 mil pesos por caballería eso son 2 mil pesos que va a recoger el
estado sin tener ningún gasto, ni ninguna pérdida. La pérdida si la tiene la
tiene el que la arrendó. Y él va a luchar por no tener pérdida, porque si una
cosa no sirve la arranca y mete otra. No la deja enyerbar y hace las cosas como
hay que hacerlas. Esa es la lógica. Si siembras una mierda, recoges una mierda.
Si haces un semillero, como les gusta hacer aquí, ¿y qué recoges? ¡Nada! El
semillero es para trasplantar posturas. Ningún semillero da nada. Lo que más
junto se puede sembrar es el arroz, y en semilleros no sirve.
¿Y por qué tú crees que si ahora
hay más tecnología en maquinarias y otro desarrollo, se produce menos?
Hay
una cosa en la maquinaria, que para trabajar sitios y cultivos varios la
aradura de estera es mejor que la de gomas. Para mí eso no sirve, porque lo que
hacen es que cuando van a arar tierra, si está húmeda lo que hacen es
pisotearla y ponerla dura, y ya se jode. Si van a cultivar ponen la calle dura.
Buena para cultivar la borguita que hubo aquí. Que eran una maquinitas de
estera chiquitas, como maquinarias, y el buey. Los campesinos decían que el
sudor del buey era abono para las plantas. Y no era así, el sudor del buey es
sudor. Lo que pasa es que el buey no aprieta la tierra, el buey suelta la
tierra. Y donde no puedes meter un tractor, metes una yunta de buey o un buey.
Un buey solo con una araña atrás es mucho lo que hace. Hace tareas por 20
hombres estando buena la tierra, en reventazón. Si es yerba adulta y eso, esa
tierra es mierda, no hace nada porque eso llevaría un arado. Ya es un arado de
vertedera lo que lleva eso. Y cuando una siembra se pierde de yerba, lo mejor
es arrancarla y sembrarla nueva. Vaya que lo que hay que hacer es saber
trabajar. Saber trabajar y trabajar con interés. Ahora, eso son cosas mías que
puedo tener un concepto erróneo. Porque yo soy un guajiro analfabeto.
Entonces lo mejor es que la gente
ame lo que haga y lo haga bien.
Sí.
Y para campo el guajiro. El poblano no es de campo. El que se cría en el
pueblo, hay algunos que salen y son buenos, pero al campo le hace falta el
guajiro. Viviendo en el campo ahí con el padre y la madre. Los niños antes
desde que tenían seis años tenían sus obligaciones. Echarle comida a las
gallinas, mudar el puerquito y aprendían.
Eso es bueno, no le hace daño a
nadie.
Claro
que no. Eso es responsabilidad, aprendizaje. Así es como se aprende de verdad.
ANEXOS
[1]
Cuando aquello, yo tuve la suerte, porque en la colonia eran 8 horas nada más.
Cuatro por la mañana y cuatro por la tarde. Y en los lugares particulares que
trabajaba también. Pero era privilegiado en ese tiempo porque antes la mayoría
de la gente era de sol a sol. Yo me acuerdo que el mes en que sembraban el
tabaco en la colonia no había trabajo porque ya era para esperar la zafra, para
cortar caña. Y salía, a veces llegaba oscuro al surco y tenía que caer clavado
ahí. El tipo para allá para las 11:30am daba cuatro, cinco surcos según los que
hubiera y se quedaban sembrando porque daban un peso y el almuerzo. E iban
ellos con la yunta de buey para la casa. La yunta de buey, si tenían otra la
cambiaban y si no le daban agua y cuando tú acababas para ir a almorzar ya el
venía a surcar otra vez. La última cucharada la tenías que coger en el surco de
nuevo. Que eso lo hice yo bastante porque era en un tiempo que había poco
trabajo para lo que eran las cañas, las colonias.
[2]
Sí pero un peso rendía. Yo cuando era un niño apilaba pilas de caña a los
macheteros y me daban un quilo o dos por una pila. Y apilaba tres o cuatro
pilas de caña y ya con eso desayunaba, desayunaba no, un dulce de coco así mira
(hace gesto grande con la mano)
prieto, amelcochado de esos ricos, costaba un quilo y era así mira (repite el gesto). Con un dulce de coco
y una galleta tenías. Una o dos porque había unas que eran a quilos que
parecían ruedas, y otras que eran un poquito menos pero eran a dos por quilo.
Te comías un dulce de esos y si no un pedazo de pan con salchichón. Con un
medio (cinco quilos) de salchichón y un pedazo de pan era un almuerzo. Te lo
comías por la mañana y por la tarde todavía lo sentías eructando ¡qué
resistencia!
[3]
El que tuviera dos o tres de familia, y tuviera donde ganar un peso diario, que
eran 30 pesos al mes, no te voy a decir que era rico, pero vivía. Comía y
almorzaba. Pero había que buscar donde ganarlo. Porque fíjate que cuando a mí
me tocó el escalafón de cortar caña me ofrecían 80 pesos para que les diera el
escalafón que era el derecho a cortar caña. Cuando aquello 80 pesos eran 80
pesos. El tipo me lo ofrecía y tenía que ganárselo cortando caña, y de todos
modos me lo ofrecía con tal de coger el escalafón. Pero ya sabía que tenía
garantizada la zafra que era cuando los pobres podían hacer unos quilos para
comprarse la mudita de ropa y el par de zapatos y pagar si tenía crédito. Pagar
los quilos que debía del tiempo muerto. Fíjate que de aquí se iba la gente para
Camagüey. Echaban en un saco una hamaca, dos muditas de ropa y los zapatos y se
iban 3 meses. Y el que traía libres 200 pesos o 300 era un toro. Tres meses
metidos completicos.
[4]
El primer caballo que yo tuve – cuando yo tenía 13 años empecé a cortar caña –
y me lo vendió fiado Sergio Alfonso, un vecino. Fue un caballo alazán,
nuevecito de 5 años, grande, bueno, lindo y se lo pagué en 3 quincenas, 10
pesos en cada quincena. Y al otro año compré la montura, fiada también, 35
pesos, nueva de paquete. Y la pagué en la zafra, y así me hice de un caballo y
una montura. Pero eso no lo tenía todo el mundo. Había muchos jóvenes que no lo
tenían. Porque no era fácil. Pulgada a pulgada tenía que ser.
[1]
“Guajiro” es una palabra que se usa en Cuba para nombrar a las personas que
viven en el campo. La etimología proviene de la frase inglesa war hero, usada para denominar a los
mambises vencedores de la guerra a finales del siglo XIX. A estos mambises la intervención norteamericana les impidió la entrada a la ciudad de Santiago de Cuba como parte de
su plan de dominación para instaurar en Cuba una república neocolonial.
[2] Se
refiere a baldada que significa tullida, lisiada.
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