Piroclastos
Del griego piros + klastós,
-e, -ón.
Fragmentos de fuego expedidos
durante la erupción, que se solidifican.
Ensayo por una clase extraña
o sobre literatura y palabra.
Autor: Daniel Glaydson
Ribeiro
Traductor: Charles Wrapner
Cuenta un testigo – casi
titulado en filosofía, pero que desistió poco antes de concluir, con el fin de
transferirse al curso de audiovisual – que en cierta clase, durante una huelga
general, el profesor, al caso un fenomenal especialista (y traductor) de Hegel
en la universidad, llegó a la sala con un ojo muy morado, potencialmente
esposado; y aquella clase debería ser sobre Rousseau, pero él, con sus maneras
de colono alemán, se desató a hablar en Empfindung,
Geschichte, Ideelle, Einbildungen… En este momento, un alumno corajudo se
levantó (cuero / voz) y dijo:
- Sr. Profesor, yo leí el
texto y no es nada de eso.
El hegeliano, asustado:
- ¿Cómo no?... – y hubo un
inconmensurable silencio, durante el cual aquel alumno, ahora consciente de los
riesgos que corría su emprendimiento, más allá de explicarse o explicar
Rousseau, se mantuvo callado; ahora, el catedrático, en un acceso de honestidad
y valentía, atinó: - ¡Vamos al texto!
Pedazos de madera chocaron
con otras tablas; comenzaron.
Cerraron el texto, hecha la
lectura en voz alta, públicamente comprobada la razón del alumno, el maestro
todavía pudo decir:
- ¡¿Lo que ustedes querían?!
– obviamente no esperó por ninguna respuesta, y con una postura idéntica a la
de su maestro cuando decretara la muerte del Arte, cuarteada y anticuada por la
Filosofía Ideal, soltó: - ¡La Didáctica está muerta!
***
¿La clase puede ser citada
en un texto académico? ¿O ella no tiene legitimidad para tanto?
(Hablo de la simple y
cotidiana aula brasileña, texto esencialmente oral y confuso; no la clase
francesa, texto escrito, a veces más publicable que escuchable. – y por eso es
que Barthes habla de la clase como espacio creado para que uno pueda hablar
mucho sin tener que escuchar -; en aquella legendaria clase alemana del siglo XIX,
listos para empezar un libro a partir de las notas, no menos confusas, de los
alumnos. Como se ve, la confusión nos atraviesa a todos)
Olvidadas por ahora todas
las tecnologías modernas de grabación, de reproductividad técnica – y por
consiguiente: de control – ¿quién podrá comprobar que el profesor dijo lo que
yo afirmo como que ha ocurrido (o como que ha salido de) su voz, en una clase?
Una propuesta de solución sería la comparación con notas de clase de otros
alumnos (pero luego imagino que esto no resolvería, pues cada ser se apropia
como bien quiere de ese decir extraño); otra propuesta sería la OITIVA del
profesor, quien, sin embargo, podría reconsiderar lo que dijo / decir que
estaba apenas citando a x e inclusive discordando de x / o no acordarse de lo
que dijo / o deliberadamente cambiar de idea, repensar, desmentirse.
(¿Es sabio reprenderlo por
eso? / Pero sabio es mudar de idea, a veces)
Antes, en un curso sobre
“Literatura e Historia de la América Latina”, en una clase sobre las
Vanguardias, pregunté, interesado en la teorización del ministrante, si él ya
había publicado aquello, y dónde. Algo insultado, él respondió que es preciso
pensar mucho antes de publicar.
De lo que concluyo,
satisfecho, que no es preciso pensar mucho antes de expresar algo en una clase:
abierta al pensamiento inmediato, y al devaneo mediato.
***
En el primer encuentro del
curso titulado “Del Sufrimiento: Cuestiones de Literatura y de ética”, Marcos
Piason Natali afirma que la enseñanza de la literatura es algo extraño; o, más
exactamente, que habitamos “extrañas instituciones formadas para enseñar la
lectura”.
¿Necesito, IMPRECISO,
preguntar: ante que extrañeza nos sentamos?
Fue por esta palabra –
extraño – que tradujeron el Unheimliche
freudiano. Y, poco común decir: supongo que haya más sinonimia entre estos
términos distantes de los que estamos, generalmente, dispuestos a aceptar.
De
un modo general, Jentsch no fue más allá de esa relación de lo extraño como lo
nuevo y no familiar. Él atribuyó el factor esencial en el origen del
sentimiento de extrañeza a incertidumbre intelectual; de manera que lo extraño
sería siempre algo que no sabe cómo
abordar. Cuanto más orientada está la persona, en su ambiente, menos pronto
tendrá la impresión de algo extraño en relación a los objetos y eventos en ese
ambiente. (1976, p. 277) (grafei)
Freud pretende ir más allá
de la “literatura médico-psicológica” a demostrar que “lo extraño es aquella
categoría de lo espantoso que trasmite a lo que es conocido, de ancianos, y es
muy familiar.” (1976, p. 276, 277). Su verificación parte de casos clínicos y
viene a ser confirmada por el uso lingüístico, antes, por una atención
diferenciada del más simple procedimiento morfológico. Un-heimliche, siendo heimliche
(doméstico), heimsch (nativo), y un la partícula de negación, de
oposición, o, ahí dice Freud, de represión.
La ‘negación’ y la
‘oposición’ mantienen en el aire eso que contradicen, sin embargo, hablar en
‘represión’ deja todavía más claro(a) la permanencia de lo que se niega.
El psicoanalista inicia una
comparación con otras lenguas, pero luego desiste y vuelve al alemán, que él, a
decir verdad, también considera una lengua extranjera. En su búsqueda por el
léxico, sobre todo el diccionario de Daniel Sanders de 1860, él encuentra una
definición separada de Schelling, en medio de otros ejemplos muy curiosos (y
también ADVINDOS de la Literatura, todavía que los nombres de los autores no
hayan sido revelados).
…‘Unheimliche es inmóvil como una imagen
de piedra.’ ‘Una niebla unheimliche
llamada neblinero de la colina.’ ‘Esos jóvenes pálidos son unheimliche y están tramando Dios sabe que desorden.’ ‘“Unheimliche” es el nombre de todo lo que
debería haberse quedado… secreto y oculto pero vino la luz’ (Schelling) –
‘Encubrir lo divino, rodearlo de una cierta Unheimlichekeit’
(APUD Freud, 1976, p. 281)
Notemos, al comienzo, como
el decir filosófico/literario, sobretodo el de autoría expresada, pasa a
integrar, tan normal como desconcertadamente, el léxico – y, de inmediato, pasa
a complicar el ya no tan fácil sentido –. ¿Por qué él, el extraño, debería haber permanecido oculto? ¿Por
una obligación moral? ¿O identitaria (a fin de preservarla)?
¿Quién juega con ese
carácter secreto, oscuro, no es Eso que detiene la luz en la cual lo extraño,
después de todo, y siempre, estalla?
Mientras que el significado
I de heimliche es: “perteneciente a
la casa, no extraño, familiar, doméstico, doméstico, íntimo, amistoso, etc.” el
significado II que el diccionario de 1860 enseña es: “escondido, oculto a la
vista, de modo que los otros no logren saber, oculto a los otros”. Las fronteras
conflictivas entre un significado y otro, entre Uno y Otro, interesan
sobremanera a Freud: “entre esos diferentes matices del significado la palabra ‘heimliche’ exhibe uno que es idéntico a
su opuesto, ‘unheimliche’ ” (1976, p.
279, 280, 282). {¿Idéntico a lo opuesto? Un conservador diría que esa palabra
es exactamente lo que se puede llamar de equí-voco}. Se trata de la confusa
cercanía que el significado II presenta con relación a la palabra opuesta, esto
es, la versión añadida de la partícula represora. El caso es ilustrado con otra
intromisión literaria/filosófica al léxico, ahora de la pluma menos canónica de
Karl Gutzkow. Y el diccionario es categórico en condenar tal forma de cizaña.
Cf:
‘ “Los Zecks [nombre de familia] son todos ‘heimliche’.” (el sentido II)
“ ¿‘Heimlich’? ¿Lo que usted entiende por
‘heimlich’?” “Bien, … son como una fuente enterrada en un dique seco. No se
puede pasar por allí sin tener siempre la sensación de que el agua va a brotar
de nuevo.” “Oh, nosotros llamamos a eso ‘unhemlich’; ustedes llaman ‘heimlich’.
Bien, ¿lo que hace a usted pensar que hay algo secreto y sospechoso cerca de
esa familia?” ’ (Gutzkow) (1976, p. 280)
A comienzos del décimo
segundo capítulo de Lavoura arcaica:
“(… y está viendo los utensilios, y más el vestuario de la familia, que escucho
las voces difusas perdidas en aquella zanja, sin estar sorprendido con todo
como el agua transparente que todavía brota allá en el fondo;” (1975, p. 72).
¿Termina algo de la contradicción
entre los significados I y II si entiendo la casa como un escondite, o el
propio establecimiento de la familia como una retención de la comunidad?
¿Termina si afirmo en la segunda postulación del psicoanálisis, de la cual, por
consiguiente, hay algo secreto y sospechoso con respecto a cualquier familia?
Esto si considero, ingenuamente, que el primer postulado psicoanalítico es el
de la simbología deseosa y reprimida del sueño; y el segundo, entonces, el de
la sexualidad latente de la niñez y el papel activo del padre y de la madre en ese
romance familiar, y extraño. Lo secreto y la sospecha, pregunto casi otra vez,
son del orden de la moral?
La constitución de 1988 de
esta Nación, cuyo nombre viene de brasa, establece, en los incisos X y XI del
artículo 5º, lo siguiente:
X –
son inviolables la intimidad, la vida privada, la honra y la imagen de las
personas, asegurado el derecho a indemnización por daño material o moral
resultante de su violación;
XI –
la casa es asilo inviolable del individuo, nadie puede penetrar en ella sin el consentimiento
del residente, salvo en caso de flagrante delito o desastre, o para prestar
socorro, o, durante el día, por determinación judicial;
Intente eso, durante la
noche, ni la “determinación judicial” está en vigor.
En Freud, encuentro ya
establecida – como generalidad – la concepción positivista de que el hombre se
encuentra en un “estadio de desenvolvimiento” en que ultrapasó o se liberó de
las creencias animistas. Ahora, son dos las categorías de lo extraño: primera,
cuando “ocurre realmente en nuestras
vidas algo que parece confirmar las viejas y rechazadas creencias”; y la
segunda “proviene de complejos infantiles reprimidos” (1976, p. 300, 308, 309).
En cuanto a la primera categoría ocurre cuando sale a la luz algo “superado”,
la segunda ocurre cuando algo “reprimido” nos alcanza, aparece.
De ahí, ¿si algo está
efectivamente superado, como puede salir a la luz, aparecer? Interesa aquí la
tenue frontera entre superación y represión. Por un momento, Freud llega a
igualar los términos, pero luego se corrige; en la secuencia del párrafo, él
mismo admite lo confuso de esa distinción: “Cuando consideramos que las
creencias primitivas se relacionan de forma más íntima con los complejos
infantiles y, en verdad, se basan en ellos, no nos sorprendamos mucho al
descubrir que la distinción es muchas veces confusa” (1976, p. 310).
Ex – traño, exiliado
(ex – iliado);
Te extraño,
siento tu falta, tengo saudades de ti;
Es-tranho,
lo que está fuera de las En-tranhas. Que salió de allí, pero que permanece
Sangre de la misma Sangre.
“-
Tú dices cosas extrañas, mi hijo.” (Nassar, 1975, p. 153)
***
“La literatura está en
crisis”. “La poesía está en crisis”.
Grecia está en crisis.
Antonios Perris, músico y
poeta griego, víctima a los sesenta años de los juguetes (anti-) económicos
entre sus dirigentes políticos y la Zona del Euro – euro! Esta moneda reciente
que es un absurdo fracaso y, no obstante, continúa siendo más cara que muchas
“monedas fuertes”… -, después de haber vendido sus propiedades y llegar a no tener
que dar de comer a su madre, que sufría de Alzheimer y esquizofrenia, se lanzó
“al vacío” desde la terraza del edificio en que vivían, cinco pisos, dado de
las manos con ella, el día 24 de mayo del corriente año 2012, en Atenas, en el
barrio de Metaxourgeio.
Un día antes, Antonios ya se
había lanzado “al vacío”: escribió su carta de suicidio y la publicó en un
sitio de compartir textos. La traducción al portugués es anónima:
[…]
No estoy pidiendo con la rabia o el rencor que sentía por ustedes ayer, pues la
muerte me liberó también de eso. Si les pido, por favor, por dignidad, por
respeto es porque es su deber y pueden hacerlo. Sí, ustedes pueden. Es muy
simple. Ya 350.000 familias fueron desalojadas en su país desde que la crisis
comenzó a atormentarnos. Ya millares que están siendo despejadas todos los
meses por los mismos bancos que ustedes están salvando con el dinero de esos
pobres que fueron sacrificados durante años y que pagaron sus impuestos. Ahora
esas personas ni eso pueden hacer. Son familia sin trabajo, con niños, con
estudiantes, con enfermos. Hagan por un momento ese esfuerzo de imaginación,
que siempre evitam, y piensen en lo que están pasando esas personas. Imaginen
lo que es quedarse sin casa, tener miedo de dormir sobresaltado por cada ruido
que puede anunciar el desalojo, la vergüenza de que sus hijos vean la policía
arrastrándote fuera de tu casa, la vergüenza de pedir asilo en la casa de un
amigo o un pariente, que puede estar tal vez tan asfixiados como tú y los
tuyos, y lo que es peor, la humillación de dormir en la calle o en un albergue…
No es preciso mucho esfuerzo para sentirse mal sólo de pensarlo.
Pues
hagan con ellos lo mismo que hicieron con los bancos. Obliguen a los bancos a
suspender los desalojos. Obliguen a los bancos a perdonar las deudas
hipotecarias y a devolver las casas que tomaron. Y obliguen a los bancos a
alojar millares de familias necesitadas en casas
que están vacías a la espera de negocios. Establezcan un alquiler
razonable, estudien cada caso pero organicen una casa para todos.
Momentos
de excepción como este, exigen medidas de excepción como las que fueron tomadas
para rescatar a los bancos. Rescaten a las personas. Pueden hacer eso porque lo
hicieron con los bancos. Fueron salvados sin que les hayan impuesto
condiciones. Nacionalizaron la entidad que ejecuta 80% de las hipotecas, están
dispuestos a darles lo que necesiten y dicen que necesitan de 15 billones. Este
banco es nuestro, creen ustedes sus propias normas, salven a los que necesitan.
Y hagan eso luego. La vida de otros depende hoy de ustedes.
Mi
madre ya no era capaz de saber lo que estaba ocurriendo. Pero ustedes no tienen
Alzheimer, aunque parece algunas veces que ustedes olvidaron donde dejaron sus
conciencias. En mi lecho de descanso, llegué a creer por un momento que la
tienen. Por eso me atreví a escribir estas líneas que pueden parecer ingenuas,
porque estamos construyendo un mundo en que defender la justicia parece cosa de
inocentes. Déjenme este último sueño ante de tomar el sueño eterno. Extiendan
las manos a los que están a punto de lanzarse al vacío. Hagan alguna cosa…
(2012) (como se todavía fuese necesario, subrayé)
Substraídos del sacrifico
cotidiano del trabajo y de los impuestos, parece restarles, a los griegos, la
mendicidad – en un lugar donde la ayuda real (no la macro-monetaria) está
prohibida: los manicomios no aceptarán la madre del músico, de 90 años, porque
estaba muy enferma (!) – o el suicidio. Según números no oficiales, dos mil
quinientas personas se suicidaron en Grecia en los últimos tres años. La tasa
de sacrificio, concepto de la Macro-Economía, deja de funcionar en la relación
desempleados/control de la inflación y pasa a funcionar en esta otra:
suicidas/control del hambre.
Por lo poco y mal que se lee
en el enredo de noticias sobre la crisis griega, las cuales, tal como los
dirigentes políticos destinatarios del mansaje póstumo (una intención del
autor), prefieren tratar de números a tratar de personas – les interesa el
cálculo y no la existencia –, la lúcida solución apuntada por Antonios Perris
no parece estar siquiera en línea. Affonso Romano de San’t Anna, de viaje a los
países en crisis, escribió una crónica en donde también sugiere una “simple”
solución: si Occidente pagase los derechos de autor que debe a los griegos
antiguos (Sócrates, Sófocles, Homero – derechos por no haber escrito una línea,
en el caso del primero y también quizás del último…), todo estaría resuelto.
“Nosotros pagaremos, olímpica y dionisíacamente, para que ellos simplemente existan”
(2012). La solución del cronista y el poeta rico también no está en línea.
Antes del desprecio a las
soluciones antes presentadas, este texto se exime de presentar otra, sea ella
ingenua, sentimental o político-económica. ¿Haciendo esto, estoy siendo más
inútil que los dirigentes responsables?
- Es imposible.
Así mismo, para no correr el
riesgo de parecer tan inútil, a continuación una propuesta extemporánea: ¿y si
Grecia hubiese declarado la tardanza en vez de someterse a negociaciones con
los dueños del dinero, descuidando así la supuesta moral de las finanzas
internacionales, no habría sido mejor? ¿No es mejor la pobreza común que la
riqueza exiliada en los escritorios de Londres[1]? Pero la pobreza común
tampoco está en línea. ¿La idea de la simple (sobre)vivencia, de
auto-organización “primitiva”, fue completamente destruida por el horizonte
capitalista?
Faltó quien hiciese la
masacre de los falsos pretendientes. En la versión en inglés que circuló de la
carta de Perris, no aparecen los tres párrafos que cito, y hay versos en su
lugar. Ellos propugnan una solución más feroz:
We are governed by traitors
Bankers and loan sharks
And all their minions
R. So you have to hit them mercilessly
Without compassion, before you disappear
Otherwise you’ll be living in misery
And in injustice forever
So, mercileesly and without compassion,
Until not one of them is left.[2] (2012)
That’s
it!
En la traducción al portugués, leemos una solución “humanizada” …(otros
“humanos” acusarían: ¡comunista!); ya en inglés, se lee una solución armada (¿o
será apenas e infelizmente cinematográfica?). Por lo menos una carta de
suicidio se mantiene incólume al circular por la prensa internacional. Pero el
suicido requiere mucho más: suicidio es un requerimiento filológico. ¿Un cariño
post mortem?
¿La crisis es tan intrínseca a la literatura como lo es
al capital?
¿La crisis es tan intrínseca al capital como lo es a la
literatura?
La decisión en cuanto a la
sintaxis, el orden más apropiado para esta pregunta, pasa ya por la decisión,
tal vez indecible, entre literatura y capital: ¿cuál de los dos es más
crisible? Crisible es aquello que provoca crisis. No se trata de algo que viene
a ser asaltado por la crisis, como evento externo, es más algo que la elabora a
partir de sí mismo, y que probablemente puede existir mal sin ella.
***
(La “crisis actual de la
literatura” no está, a primera vista, en la batalla por la determinación del
origen. Ella es un poco más mundana. Dos son, básicamente las lamentaciones:
primero, que su espacio en el mercado cultural (en la cultura mercadológica) está
hace más o menos un siglo en plena decadencia, suplantada por la radio, el
cine, la televisión, los games y lo
que viene, segundo, que hay demasiados libros, editoriales en todas las
esquinas, demasiada gente publicando, legitimándose como escritores, que hay
demasiados premios literarios, concursos, anuncios, festivales.
Al mismo tiempo en que tal
discurso demuestra nostalgia por aquel tiempo en que el libro era el locus-vértice de la comunicación humana,
evidencia también su voluntad de volver a restringirse, para pocos, entre
pocos. La queja es doblemente anti-tecnológica: se revela tanto contra las
nuevas tecnologías que producen las últimas máquinas de la comunicación, como
con la popularización de la vieja tecnología de la prensa.
Literatura/Capital/Democracia.
- ¿La democracia está en
crisis; o la democracia es la crisis? –
Ahora, si hay pocos que leen
y muchos que publican, una “simple” solución sería que nos leyésemos los Unos a
los Otros.
No al cálculo / Sí a
existir.)
***
En Altazor o el viaje en paracaídas, en el Prefacio:
Aquel que oye los martillos de los monederos falsos,
que son solamente astrónomos activos.
Aquel que bebe el vaso caliente de la sabiduría después
del diluvio
obedeciendo a las palomas y que conoce la ruta de la
fatiga, la estela
hirviente que dejan los barcos.
Aquel que conoce los almacenes de recuerdos y de bellas
estaciones
olvidadas.
Él, el pastor de aeroplanos, el conductor de las noches
extraviadas y
de los ponientes amestrados hacia los polos únicos.
Su queja es semejante a una red parpadeante de aerolitos
sin testigo.
El día se levanta en su corazón y el baja los párpados
para hacer la
noche del reposo agrícola.
Lava sus manos en la mirada de Dios, y peina su cabellera
como la luz
y la cosecha de esas flacas espigas de la lluvia
satisfecha.
Los gritos se alejan como un rebaño sobre las lomas
cuando las estrellas
duermen después de una noche de trabajo continuo.
El
hermoso cazador frente al bebedero celeste para los pájaros sin corazón.
Sé
triste tal cual las gacelas ante el infinito y los meteoros, tal cual los
desiertos sin mirajes.
Hasta
la llegada de una boca hinchada de besos para la vendimia del
destierro. (Huidobro, 1931, p.
13-14)[3]
¿Perdón por no querer decir?
Pero el mensaje exacto es este, literalmente y en todos los sentidos, como
escribe Rimbaud en la carta a su madre. Así como el mensaje exacto de Abraão y
el silencio.
¿Perdón por no querer decir?
¿Se trata del hecho de ocultar un secreto que el escritor bien sabe, o más de
intentar forzosamente (rozando – en
effleurant – una piedra, un papel, una tela de la máquina) develar un
secreto que él gravemente sabe? La (L)litearatura quiere decir algo tan (a
veces en el sentido del Altísimo, por otras en el del entumecido), que aparenta
– no por voluntad de engañar, de esconder, solamente por la incapacidad de
aquello de ser dicho de otro modo – ni querer decir, ni poder querer decir,
cuando no mientras (E)ela puede y quiere y dice. Entre lo claro y lo oscuro, lo
claroscuro, (e)Ela contiene todo el espectro arcoirisíaco (¿y los demás colores
que ni vemos?).
No hay culpa en no decir
cuando el silencio es sagrado, es promesa o imposición.
La gran culpa de la
literatura es entonces solamente, de nuevo y otra vez y todavía, romper el
silencio, exponiéndose; ex-poniendo-nos[4].
{invierno de dos mil
doce, São Paulo}
[1] De la
crónica de Romano de Sant’Anna: “[…] dicen que Gracia tiene 772 cazadores,
gente rica que controla el país. Pero el capital y las oficinas de ellos están
en Londres.” (2012)
[2] Estos
versos aparece en idioma inglés en el texto original. (Nota del traductor)
[3] Este
poema aparece en español en el texto original (N.T)
[4] En esta
última frase hay un juego de palabras en portugués que no es posible en
español. Pero una traducción menos literal podría conservar el sentido. En
portugués el autor escribe: ex-pondo-nus.
La palabra nus significa desnudo por
tanto una traducción menos literal podría ser desnudándonos. Por eso pongo esta segunda opción a su consideración.
(N.T)
Daniel Glaydson Ribeiro
Profesor de nuevas tecnologías de la información y la comunicación y de Pluralismo Cultural en el Instituto de Estudios e Investigaciones del Valle de Aracaú. Ingresó en el teatro en el 2003 con la compañía de teatro Palavrão y los “Contemporaneirismos”. En 2006, en Ingeniería Escénica, compuso la música del espectáculo "Irremediable" que recibió el premio Miriam Muñiz de Teatro, de Funarte. En Sao Paulo participó en el grupo Ausgang con los espectáculos “Rapsódia Muda”, “Samba de Brecht”, entre otros, y coeditó el libro “Almanach Muda” donde publica el ensayo-poema “Poesia Muda: Butes Ostranênio”. Maestro de Lengua Española y Literatura Española e Hispano-americana por la Universidad de Sao Paulo y Doctor en Teoría Literaria y Literatura Comparada (USP), con tesis donde presenta matrial inédito de "Invención de Orfeo", de Jorge Lima. Ha traducido a Vicente Huidobro, Jüri Talvet y en compañía de Fábio Roberto Lucas inventa alejandrinos para Paul Valéry. Padre de Anita y Tarsila, 33 años.
Daniel Glaydson Ribeiro
Profesor de nuevas tecnologías de la información y la comunicación y de Pluralismo Cultural en el Instituto de Estudios e Investigaciones del Valle de Aracaú. Ingresó en el teatro en el 2003 con la compañía de teatro Palavrão y los “Contemporaneirismos”. En 2006, en Ingeniería Escénica, compuso la música del espectáculo "Irremediable" que recibió el premio Miriam Muñiz de Teatro, de Funarte. En Sao Paulo participó en el grupo Ausgang con los espectáculos “Rapsódia Muda”, “Samba de Brecht”, entre otros, y coeditó el libro “Almanach Muda” donde publica el ensayo-poema “Poesia Muda: Butes Ostranênio”. Maestro de Lengua Española y Literatura Española e Hispano-americana por la Universidad de Sao Paulo y Doctor en Teoría Literaria y Literatura Comparada (USP), con tesis donde presenta matrial inédito de "Invención de Orfeo", de Jorge Lima. Ha traducido a Vicente Huidobro, Jüri Talvet y en compañía de Fábio Roberto Lucas inventa alejandrinos para Paul Valéry. Padre de Anita y Tarsila, 33 años.